Hemograma en los análisis de sangre ¿Qué es y para qué sirve?
En prácticamente la mayoría de análisis de sangre, encontramos unos resultados que hacen referencia al hemograma, uno de los análisis de sangre más útiles y demandados en la práctica de la medicina.
¿Qué es el hemograma?
El hemograma es el análisis de sangre más común y permite evaluar los tres tipos de células sanguíneas: glóbulos rojos (hematíes), glóbulos blancos (leucocitos) y plaquetas.
Un error frecuente por parte de muchas personas es creer que cualquier análisis de sangre es un hemograma. Cuando el médico nos pide un hemograma el objetivo es tener información sobre los hematíes, leucocitos y plaquetas.
En la sangre circulan varias sustancias que mediante una analítica se pueden medir o investigar. Es el caso de las proteínas, anticuerpos, células, electrolitos, colesterol, hormonas, bacterias, virus… Por lo tanto, el hemograma no nos va a dar información sobre el colesterol o las proteínas, pero vamos a ver qué tipo de información podemos obtener a través de este análisis de sangre.
Eritograma: estudio de los glóbulos rojos
La primera parte de un hemograma es el eritograma que estudia los glóbulos rojos o hematíes. Cuando los niveles del eritograma están por debajo o reducidos, nos indica un bajo número de glóbulos rojos en sangre, y en consecuencia una anemia
Dentro del eritograma se obtienen los siguientes datos, los cuales son analizados en conjunto:
- Cantidad de hematíes (eritrócitos)
- Hemoglobina
- Hematócrito
Hematíes
Conocidos como glóbulos rojos son las células sanguíneas más importantes y se encargan de transportar el oxígeno al resto de células del organismo.
Cuando hay una hemorragia como puede ser el caso de una menstruación abundante, los hematíes descienden de forma importante, provocando que no llegue suficiente oxígeno al resto de células, es lo que se conoce como anemia. En cambio cuando son altos la sangre se espesa, facilitando la formación de trombos en el interior de los vasos sanguíneos.
El tabaquismo reduce la cantidad de oxígeno en sangre y en consecuencia el número de glóbulos rojos. Por ello, en el caso de personas fumadoras, un descenso de glóbulos rojos puede deberse al tabaco. Por otro lado, las personas que viven en zonas de gran altitud pueden presentar un mayor número de glóbulos rojos pero esto no significa que sufran ningún problema de salud.
Niveles normales:
4.500.000-5.900.000 /ml en varones
4.000.000-5.200.000/ml en mujeres
Hematocrito
El hematocrito hace referencia al porcentaje de sangre que ocupan los glóbulos rojos. Como muestra el ejemplo de la imagen de más arriba, en el caso de que obtuvieramos un resultado del 46%, significaría que el 40% de la sangre está ocupado por glóbulos rojos y el 44% restante está ocupado por agua y odas las otras sustancias diluidas.
En el caso de que faltasen glóbulos rojos implicaría un problema con el transporte de oxígeno en sangre causado posiblemente por una anemia. También las hemorragias, el embarazo o problemas de salud de la médula ósea pueden hacer descender estos valores. Por otro lado, cuando hay demasiados, la sangre se espesa, dificultando su flujo y favoreciendo la formación de coágulos. Esto puede deberse a problemas cardíacos, falta de hidratación, enfermedades pulmonares crónicas…
Niveles normales:
41-53% en hombres
36-46% en mujeres
Hemoglobina
La hemoglobina es una proteína que se encuentra en el interior de los glóbulos rojos y es la responsable de transportar el oxígeno. Por lo tanto, el análisis de hemoglobina se utiliza para determinar cuánta hemoglobina hay en la sangre y nos permite detectar diferentes tipos de anemia. De hecho, esta medición es la más precisa a la hora de valorar y diagnosticar una posible anemia.
Cuando los niveles de hemoglobina en sangre son bajos refleja una anemia. Por el contrario, si son elevados hay riesgo de trombos. Las personas con cardiopatías, problemas pulmonares crónicos o que viven en zonas elevadas de mucha altitud pueden tener niveles de hemoglobina elevados.
Niveles normales:
13,5-17,5 g/dl en hombres.
12-16 g/dl en mujeres.
VCM, VGM y CHCM
El volumen corpuscular medio (VCM) o el volumen globular medio (VGM), miden el tamaño de los glóbulos rojos. Cuando el VCM es elevado nos indica que los hematíes son grandes lo que puede tener su origen en un déficit de vitamina B12 o de ácido fólico, trastornos del hígado o consumo de alcohol. En cambio, cuando es reducido, que son pequeños o de tamaños diluidos puede estar originado por anemias o por alguna alteración de la hemoglobina.
Poniendo un ejemplo, las anemias por carencias de ácido fólico presentan una analítica con VCM grandes, mientras que si la anemia es producida por falta de hierro, se presentará un VCM bajo. Dicho en pocas palabras, nos permite clasificar las anemias en macrocíticas o microcíticas, dependiendo de si el tamaño del hematíe es mayor o menor de lo normal.
Niveles normales: 88-100 fL (femtolitros por hematíe).
La concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM) o la concentración de hemoglobina globular media (CHGM), evalúa la concentración de hemoglobina dentro del glóbulo rojo. La hemoglogina corpuscular media (HCM) o la hemoglobina globular media (HGM) hace referencia al peso de la hemoglogina dentro de los hematíes. Ambos valores vienen a indicar lo mismo, la cantidad de hemoglobina en los hematíes.
Cuando los valores de HCM son bajos lo más probable es que exista una anemia por falta de hemoglogina, es decir, por falta de hierro. En cambio cuando son altos, puede deberse a una anemia hipercrómica por falta de ácido fólico o vitamina B12.
Niveles normales: entre 27 y 33 pc (picogramos).
Leucograma: estudio de los glóbulos blancos
El leucograma es la parte del hemograma que evalúa los leucocitos o glóbulos blancos, que son las células responsables de defender nuestro organismo combatiendo a todo tipo de agentes infecciosos.
Existen diferentes tipos de leucocitos que tienen diferentes funciones en el sistema inmunológico. Algunos atacan directamente al agente invasor, otros se ocupan de producir anticuerpos, otros se ocupan de identificar a los agentes invasores, etc. Por lo general, cuando una persona tiene los leucocitos bajos tiene predisposición a sufrir infecciones.
Neutrófilos
Son los más comunes representando entre el 45%-75% de los leucocitos. Los neutrófilos son los responsables de combatir las bacterias por lo que ante una infección, por lo que la médula ósea aumenta su producción haciendo que su concentración en sangre se eleve.
Por lo tanto, cuando en nuestra analítica se ve aumentado el número de neutrófilos, seguramente estemos ante un cuadro infeccioso bacteriano, un proceso inflamatorio, qumaduras, hemorragias agudas, tabaquismo y golpe de calor. También las personas que han sufrido un infarto de miocardio pueden tener estos valores aumentados.
En cambio, cuando la cifra de neutrófilos desciende provoca que la persona tenga especial vulnerabilidad para contraer infecciones, incluso aquellas que son más insignificantes.
Niveles normales: 2.000-7.500 /ml
Linfocitos
Los linfocitos son muy importantes para el sistema inmune ya que tienen la capacidad de responder ante agentes invasores desconocidos para el cuerpo humano. Son el segundo tipo más común de glóbulos blancos representando entre el 15%-45% de leucocitos en sangre. Son los responsables de defendernos ante infecciones por virus, contra la aparición de tumores y también los responsables de producir anticuerpos.
También se encargan del reconocimiento de organismos extraños, activando en consecuencia, el sistema inmunológico. Cuando sufrimos un proceso viral o alergias farmacológicas el número de linfocitos aumenta, incluso pueden superar al número de neutrófilos. En procesos linfoproliferativos como la leucemia aumentan considerablemente pudiendo situarse los valores a más de 50.000 cel/ml. En cambio, cuando los valores de linfocitos son bajos puede deberse a que la persona tiene el sistema inmune defectuoso o también porque puede que esté bajo un tratamiento inmunosupresor como la quimioterapia.
Niveles normales: 1.300-4.000 /ml
Monocitos
Los monocitos representan entre el 3%-10% de los leucocitos y se activan tanto en procesos infecciosos de origen bacteriano como virales. Cuando un tejido está siendo invadido, el sistema inmunológico envía a los monocitos al lugar infectado donde combaten a los micro organismos invasores.
Cuando el contaje de monocitos está por debajo de los valores de referencia, nos indica que el paciente tiene las defensas bajas y no responde de una forma eficaz ante una enfermedad que requiera aumentar las células defensoras. También puede pasar en individuos sanos que tienen el sistema inmunológico en reposo por ausencia de enfermedad.
Niveles normales: 180-800 monocitus/μL en adultos
Eosinófilos
Los eosinófilos representan entre el 1%-5% de los leucocitos. Son los leucocitos responsables de combatir parásitos y a los alérgenos responsables de las alergias. Su aumento en sangre es frecuente en personas alérgicas, asmáticas o en caso de infección intestinal por parásitos. También puede deberse a enfermedades intestinales como Chrohn y la Celiaquía, así como a enfermedades pulmonares. En cambio, el hecho de que los eosinófilos estén bajos es muy raro, no suele verse con frecuencia.
Niveles normales: 50-500 /ml
Basófilos
Los basófilos son el tipo menos común de leucotitos en sangre, representando entre el 0%-2% de glóbulos blancos. Sus niveles se elevan principalmente ante procesos alérgicos y cuadros de inflamación crónica. Son los principales responsables de la respuesta alérgica y antígena liberando una sustancia muy conocida llamada histamina.
Cuando los valores de referencia son altos puede deberse a enfermedades respiratorias, infecciones y trastornos de la sangre. En cambio cuando son bajos puede deberse a una urticaria autoinmune y a algunas formas de leucemia o linfoma.
Niveles normales: 40 y 200/μL en adultos
Las plaquetas en el análisis de sangre
Las plaquetas o trombocitos, son células que viven en el torrente sanguíneo y ayudan a la coagulación correcta de la sangre. Cuando un tejido sufre alguna lesión, el sistema inmunológico envía plaquetas rápidamente al lugar de la lesión donde éstas se agrupan formando una especie de tapón, que inmediatamente frena el sangrado. Gracias a las plaquetas el organismo dispone de tiempo para reparar los tejidos lesionados sin que se produzca una gran pérdida de sangre.
Cuando los valores de plaquetas están por debajo de 10.000 plaquetas/uL pueden producirse sangrados instántaneos (hemorragias nasales, de encías, hematomas en la piel, sangre en la orina y en las heces…). Esto puede suponer un riesgo de muerte. Esto puede deberse a un acúmulo anormal de plaquetas en el bazo o a una mala función de la médula ósea.
Si los valores de plaquetas son muy elevados podría suponer un problema en la coagulación de las plaquetas que en consecuencia puede favorecer la aparición de trombos dentro de las arterias. Esto puede suceder sin causa justificada, simplemente como una reacción a una hemorragia aguda, por ciertas enfermedades o por un mal funcionamiento medular.
Niveles normales: entre 150.000-400.000/ mm3.