Varicela: causas, contagio, tratamiento y vacunación
La varicela, es una enfermedad exantemática infantil muy contagiosa. Afecta al 90% de los individuos susceptibles antes de los 20 años de edad, cuando se disemina en comunidades semicerradas, principalmente escuelas y guarderías.
Aunque está considerada una enfermedad benigna, la infección por varicela causa una mortalidad estimable, incluso en niños sanos. La mayoría de niños que la contraen se recuperan por completo. No obstante, la varicela puede ser grave, incluso mortal, especialmente para los bebés, las mujeres embarazadas, los adolescentes, los adultos y las personas con el sistema inmunológico debilidtado.
¿Qué es la varicela?
Es una enfermedad característica de la infancia, muy contagiosa, producida por el virus Varicela-Zoster (VZV).
La mayoría de los casos se dan en niños menores de 10 años, quiénes contraen el virus en guarderías y colegios, considerados la fuente del contagio en la mayoría de casos.
Aunque esta enfermedad se puede contraer en cualquier época del año, en invierno y en primavera es cuando aparecen más casos.
Antes de aparecer la vacuna contra la varicela se registraban al año unos 4 millones de casos que provocaban más de 10500 hospitalizaciones y entre 100-150 muertes al año. En la actualidad, pueden contraerla aquellas personas que nunca han sido vacunadas y que no han tenido la enfermedad previamente.
La distribución de la varicela es universal, endémica en los países desarrollados, con ondas epidémicas cada 2-3 años, en regiones cuyo clima es templado. En los países tropicales suele presentarse en edades más tardías debido a la inestabilidad que presenta el virus ante el calor.
Causas de la varicela
El virus zoster es el causante de la varicela. Este virus pertenece a la familia del herpevirus, que causa también el herpes zoster (culebrilla) en los adultos.
La varicela es altamente contagiosa. Se puede contagiar con mucha facilidad desde el primer día, incluso antes que se formen las costras.
La varicela se puede contagiar de una persona a otra por:
- Contacto directo con las lesiones de la piel: por tocar los líquidos de una ampolla de varicela.
- Por vía aérea: si alguien con la enfermedad tose o estornuda cerca de otra persona.
- Contacto indirecto: a través de objetos contaminados (esta forma de contagio es la menos frecuente).
- Contagio intrauterino: también existe la posibilidad de un contagio intrauterino de madre a feto si la madre contrae la varicela en los dos primeros trimestres del embarazo, dando lugar al síndrome de la varicela congénita (2% de los casos).
- Contagio congénito: también se han descrito casos de varicela congénita por el padecimiento de la madre de un herpes zoster.
Aunque esta enfermedad en la gran mayoría de los casos es leve, pueden producirse complicaciones serias.
La mayoría de los casos ocurren en niños menores de diez años, siendo poco frecuente en bebés (menos del 1%). No es probable que los niños cuyas madres han tenido la varicela o se han vacunado contra ella, contraigan la enfermedad antes de cumplir el primer año de vida.
En este caso, aunque un bebé la contraiga, ésta suele ser leve debido a que los anticuerpos de la sangre de su madre contribuye a protegerlo. En cambio, los niños menores de 1 año, cuyas madres no han tenido la varicela y no han sido vacunadas, pueden contraer una varicela grave.
[Tweet «La vacuna contra la varicela resulta efectiva en el 80% de los casos»]
Síntomas de la varicela
El periodo de incubación de la varicela suele ser de unas dos semanas aproximadamente. Pasado este periodo de incubación aparecen sus síntomas:
- Fiebre moderada durante dos o tres días.
- Dolor de cabeza.
- Falta de apetito.
- Manchas rojizas y planas por todo el cuerpo que van adquiriendo relieve hasta convertirse en ampollas o vesículas.
- Picor intenso al inicio de las lesiones.
Las ampollas de la varicela pasan por una serie de fases: mácula, pápula, vesícula, pústula y costra. Cada ampolla sigue su ciclo de una forma independiente al resto. Las manchas suelen presentarse primero en el tórax y se van extendiendo por todo el cuerpo, incluída la boca, párpados, vagina, recto y vías respiratorias.
Los niños sanos pueden desarrollar tranquilamente unas 500 vesículas aproximadamente repartidas por todo su cuerpo. Ampollas que causan mucho picor y que se rompen con gran facilidad. Una vez aparecen las costras, éstas pueden tardar en desaparecer unos quince días.
Aunque la incidencia en adultos es tan sólo del 5%, el 50% de las muertes por varicela se produce en adultos que han sufrido en el proceso de la enfermedad complicaciones graves.
En el caso de los adultos susceptibles a la varicela, éstos suelen presentar un mayor número de lesiones y complicaciones asociadas como es la neumonía. Hay que tener en cuenta de que estas personas desarrollan cuadros más graves que el resto.
También en los siguientes colectivos, la varicela suele causar complicaciones:
- Niños con problemas de piel como dermatitis o quemaduras solares recientes.
- Niños prematuros o menores de un año.
- Recién nacidos cuyas madres han sufrido varicela antes o durante el parto.
- Personas inmunosuprimidas.
Diagnóstico de la varicela
Los síntomas que presenta esta enfermedad son lo suficientemente característicos para que llegar a reconocerlos y poder diagnosticar la enfermedad sin problemas.
Ante alguna duda se puede llegar incluso a analizar el líquido de las vesículas, aunque rara vez hay que recurrir a este análisis.
Algunas enfermedades como el sarampión o la escarlatina, presentan síntomas muy similares que pueden dar lugar a dudas, pero la varicela se diferencia de estas otras enfermedades porque suele presentar agrupación de las vesículas y éstas suelen ser hemorrágicas.
En otros casos, otros tipos de herpes, como es el herpes simple, puede diseminarse al tronco o a la cara pareciéndose a la varicela.
[Tweet «La varicela en adultos es poco frecuente ya que el 90% están inmunizados contra el virus»]
Pronóstico de la varicela
Cuando la varicela no presenta complicaciones, se resuelve en 10-15 días. En el caso de los niños, que son quiénes más la presentan, los casos de hospitalización por varicela son de 1 por cada 500-1000 pacientes, con una mortalidad de 2 niños por cada 100.000 infectados.
La tasa de mortalidad en niños menores de un año asciende a 6 casos por cada 100.000 infectados y en el caso de personas adultas, se sitúa en 25 muertes por cada 100.000 infecciones.
Cuando la varicela presenta ataxia, ésta suele remitir de manera espontánea. Cuando presenta encefalitis, el 15% de los casos suele dejar secuelas, y presenta una tasa de mortalidad del 5% al 20%.
Las personas inmunodeprimidas y los ancianos son más vulnerables a sufrir complicaciones. En estos pacientes la tasa de hospitalización y mortalidad es notablemente más elevada.
Las mujeres embarazadas presentan una varicela más severa y con mayor riesgo.
Posibles complicaciones de la varicela en mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas
En los colectivos que acabamos de mencionar, la varicela puede tener una serie de complicaciones. Las más frecuentes son:
- Infección bacteriana de las lesiones cutáneas que pueden producir neumonía, entre otras complicaciones.
- Afectación del sistema nervioso central en forma de ataxia cerebelosa.
- Encefalitis varicelosa
- Varicela hemorrágica
- Síndrome de Reye, debido al uso de ácido acetilsalicílico como tratamiento antitérmico en la varicela.
- Artritis poliarticulares
- Otitis media aguda
- Neumonía
- Síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico
Tratamiento de la varicela
El mejor tratamiento para esta enfermedad vírica es la prevención mediante la vacunación. La vacuna de la varicela es altamente inmunógena. Origina inmediatamente inmunidad humoral y celular, de una forma tan precoz que su administración puede prevenir la enfermedad incluso después de haber tenido contacto con un paciente infectado.
Esto se debe a que el virus inicialmente se replica en la mucosa respiratoria. Entre en cuarto y sexto día se produce la viremia y posteriormente el brote de la enfermedad.
En el caso de un niño sano, el propio organismo es capaz de combatir la enfermedad por lo que tan solo sería necesario aplicar un tratamiento para aliviar los síntomas como antihistamínicos, cremas y lociones que alivien el picor.
[Tweet «Nunca se debe subministrar ácido acetilsalicílico (aspirina) en caso de varicela»]
Nunca se debe subministrar ácido acetilsalicílico (aspirina) en caso de varicela ya que se asocia al síndrome de Reye. En su lugar se recomienda paracetamol.
Para tratarla se utilizan medicamentos antivirales como el aciclovir y el valaciclovir, sobre todo en el caso de adultos y adolescentes. Para que estos tratamientos sean efectivos se deben administrar en las primeras 24 horas de la erupción.
Aunque las ampollas desaparecen sin dejar cicatrices, se debe prestar atención a aquellas que resulten infectadas por causa del rascado. Se recomienda aplicar compresas húmedas, baños tibios para limpiar las heridas y para prevenir la aparición de infecciones.
La talquistina, de toda la vida, es muy utilizada en el tratamiento de la varicela. Se trata de un medicamento en polvo compuesto por calamina que suele utilizarse para el alivio del picor y del dolor.
En el caso de que se produzca una infección bacteriana se deben incluir antibióticos en el tratamiento.
Hasta que todas las ampollas hayan formado costra o se hayan secado, hay que evitar el contacto con otras personas para evitar transmitir la enfermedad, sobre todo con mujeres embarazadas o con personas que no la hayan pasado.
La vacuna de la varicela
La vacuna de la varicela es Varilix, de laboratorios Glaxo Smith Kline. Existen otras vacunas, no disponibles en España, como Varivax.
Estas vacunas previenen la aparición de la enfermedad hasta en un 80% de los casos. Aplicarla dentro de las 72 horas tras la exposición al virus es entre un 90%-100% eficaz para prevenir la enfermedad.
Los objetivos de esta vacuna son evitar la propagación de la enfermedad, evitar complicaciones y la reinfección posterior en forma de herpes zóster.
Esta vacuna se administra a los niños en dos dosis, una entre los 12-15 meses de edad y la segunda dosis entre los 4-6 años.
En el caso de aquellos niños que no hayan sido vacunados de pequeños, a partir de los 13 años deben recibir dos dosis en un intervalo de 4 a 8 semanas.
Efectos secundarios de la vacuna de la varicela
La vacuna de la varicela apenas presenta efectos secundarios en niños y adolescentes sanos. Sus efectos secundarios son de caracter leve como enrojecimiento, dolor e inflamación en la zona de la punción. También pueden aparecer mareos, cansancio, fiebre o náuseas.
Puede aparecer la enfermedad causada por la propia vacuna. Ésta aparecerá entre los 5-26 días posteriores a la administración de la vacuna.
A pesar de haber recibido la vacuna, en algunos niños puede aparecer la enfermedad a lo largo de su vida aunque ésta será mucho más leve y con una recuperación más rápida.
Contraindicaciones de la vacuna de la varicela
La vacuna de la varicela está contraindicada en los siguientes casos:
- Personas con antecedentes de reacciones anafilácticas a algún componente de la vacuna.
- A aquellas personas que hayan iniciado tratamientos de quimioterapia.
- Mujeres embarazadas. Se debe evitar cualquier embarazo en las cuatro semanas siguientes a la vacunación.
- En caso de enfermedad grave y de sistema inmunitario débil.
¿Qué relación hay entre la varicela y el herpes zoster?
Tras la primera infección por el virus de la varicela, nuestro organismo desarrolla una respuesta inmunitaria humoral y celular que inhibe la replicación viral quedando el virus latente en los ganglios dorsales, pudiendo reactivarse en aquellas situaciones en las que se produzca un descenso de la inmunidad celular.
Es precisamente esta reactivación del virus latente la que da lugar al herpes zóster, que se manifiesta con lesiones vesiculares acompañadas de neuralgia, con pocos síntomas sitémicos.
Antes de la aparición de las vesículas del herpes zóster pueden aparecer trastornos gastrointestinales, malestar general, fiebre y dolor de cabeza.
Después aparece dolor en el nervio afectado que predice la aparición de las vesículas 2-3 días antes.
La duración de la enfermedad suele ser de 2 a 10 días pero pueden llegar a transcurrir cuatro semanas hasta que la piel recupera por completo su aspecto normal.