Suplementos Naturales no es sinónimo de seguro o beneficioso
Los productos etiquetados con la palabra «natural» son tendencia. No obstante, sobre todo cuando hablamos de complementos alimenticios, debemos tener cuidado con lo «natural», ya que no es sinónimo de seguro, inocuo o beneficioso.
Legislación de los productos «naturales»
Lo «natural» hoy en día se hace constar en muchos productos con cierta alegría. La podemos ver en el etiquetado de algunos complementos alimenticios, suplementos nutricionales y otros productos elaborados a base de plantas como los populares «quemagrasas».
La legislación actual prohíbe utilizar la palabra «natural» en diversos complementos, productos, suplementos nutricionales y otros preparados que se venden con finalidad sanitaria.
Aunque a simple vista no tenga mucho sentido ya que lo natural evoca a una imagen más saludable, esta prohibición surge hace cerca ya de 20 años con la intención de delimitar las características a cumplir por la publicidad y la promoción comercial de productos, actividades o servicios con una finalidad sanitaria.
Por lo tanto, no se puede etiquetar un producto como «natural» siempre y cuando éste esté vinculado a pretendidos efectos preventivos o terapéuticos (para prevenir una enfermedad o curarla), como es el caso de:
- Fórmulas magistrales
- Preparados oficinales
- Remedios secretos
- Productos en fase de investigación clínica
- Suplementos nutricionales o complementos dietéticos
Natural y seguro no es lo mismo
Lo natural puede ser tóxico, puede causar efectos adversos y puede interactuar con otras plantas o fármacos. Por lo tanto, nunca se puede afirmar que los productos naturales sean inocuos, seguros o beneficiosos.
Actualmente la población asocia la palabra «natural» a «saludable» pero lo cierto es que cualquier fabricante puede utilizar un extracto natural de cualquier planta, la cual puede haber sufrido un sinfín de modificaciones fisicoquímicas, obteniendo como resultado final, un extracto natural que deja de ser tan natural cuando se ha modificado a través de procesos químicos.
Los profesionales de la salud no nos cansamos de repetir que natural no es sinónimo de saludable.
Por ejemplo, los suplementos de vitaminas y minerales, al igual que muchos extractos de plantas que podemos encontrar en «tiendas de dietética», pueden tener una potente actividad en nuestro cuerpo. De hecho, en el proceso de elaboración del producto, se puede alterar su actividad farmacológica y la concentración de los ingredientes que lo componen.
En noviembre del 2011 se llevó a cabo una investigación clínica que constató que las mujeres mayoras que toman complementos alimenticios de forma habitual, tienen un mayor riesgo de muerte prematura.
En cuanto a los extractos naturales y otros productos elaborados a base de plantas, es preciso saber que contienen mezclas complejas de sustancias químicas orgánicas por lo que conviene evaluar su seguridad a largo plazo antes de exponer a la población a su consumo indiscriminado.
Compra productos de calidad
Por lo tanto, siempre debemos tener en cuenta la declaración del 2013 del National Center for Complementary and Alternative, donde se dice que por parte de un fabricante, los términos «certificado, verificado o estandarizado» aplicados a un complemento alimenticio o a cualquier suplemente elaborado a base de plantas, NO GARANTIZA la calidad del producto ya que la cantidad de ingredientes activos puede ser inferior o superios a la detallada en la etiqueta.
Al mismo tiempo, un suplemento a base de plantas puede contener docenas de compuestos con principios activos no conocidos y puede estar contaminado con otras plantas, pesticidas o metales, incluso llegando a adulterar el producto con ingredientes no declarados.
Lo mejor para ahorrarnos sorpresas es antes de comprar cualquier complemento alimenticio, por muy inocuo que parezca, consultar siempre con el médico o con tu farmacéutico de confianza y asegurar comprar productos de calidad.